viernes, 22 de mayo de 2015

Tres preguntas a Juan Pablo Mejía



¿Qué disco has escuchado recientemente? ¿Qué te pareció?

El soundtrack de High Fidelity, una película que hizo que comenzara a elaborar disparatadas listas sobre lo mejor y peor que me había pasado en la vida. Luego busqué el libro. El vicio empeoró.

Una idea o imagen recurrente en tu vida.

Durante el día no tengo ni ideas ni imágenes recurrentes. En cambio, siempre sueño que estoy cerca al mar y una ola inmensa viene hacia mí, pero antes de que me aplaste, logro despertar.

¿A qué personaje te gustaría entrevistar? ¿Qué le preguntarías?

A Gisella Ponce de León. Solo para preguntarle, al final de la entrevista, si tiene tiempo para tomarse unas cervezas conmigo.




Juan Pablo Mejía

Estudió Comunicación Social en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde junto al grupo cultural Nudo de voces organizó concursos, encuentros literarios, recitales poéticos y ferias de libro. Textos suyos aparecen publicados en diversas revistas y blogs de literatura, así como en las muestras colectivas Nudo (2007), Caja de Typos (2007), Cuatro (2009) y La imagen de las palabras (2009). Antologado enPoesía Perú S. XXI: 60 Poetas Peruanos Contemporáneos (2007), publicó Balada de la piedra que canta (2009). Dirige el sello Paracaídas Editores.


* Fotografía: Rosa Arpe Espinoza

Tres preguntas a Pablo Brescia



¿Qué libro has leído recientemente? ¿Qué te pareció?

Finalmente cerré la lectura de El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad, en traducción al español de Sergio Pitol. Una novela con dos componentes muy poderosos: un viaje terrible y oscuro hacia Africa y hacia las tinieblas y una prosa limpia, cargada de emoción y belleza. ¡Me gustaría poder escribir así!

Cuéntanos sobre una idea o imagen recurrente en tu vida.

Un sueño recurrente. Mato a alguien y entierro las partes en el jardín de mi casa. No sueño el asesinato, solo el entierro de las partes, que se me presenta como problema.

A qué escritor personaje entrevistarías. ¿Qué pregunta le harías?

Siempre tuve fascinación por el creador de la serie “The Twillight Zone”, que en Argentina se traducía como “La dimensión desconocida”. La pregunta que le haría a Rod Serling sería: ¿Por qué te moriste tan pronto y nos privaste de seguir teniendo miedo?





Pablo Brescia

Reside en Estados Unidos desde 1986. Ha publicado la antología cartonera Gente ordinaria (México: 2014), la antología electrónica ESC (Miami: 2013) y los libros de cuentos Fuera de lugar (Lima, 2012; México 2013) y La apariencia de las cosas (México, 1997). También ha publicado bajo el seudónimo de Harry Bimer los textos híbridos de No hay tiempo para la poesía (Buenos Aires, 2011). Participó en antologías como Sólo cuento VI (México, 2014), Pequeñas  resistencias. Antología de cuento norteamericano y caribeño (Madrid, 2005) y Se habla español: voces latinas en USA (Miami, 2000). Es, además, profesor de literatura e investigador. En su blog, Preferiría (no) hacerlo (www.pablobrescia.blogspot.com) comparte escritos y escritores y lecturas sobre música y cine.

Tres preguntas a Jennifer Thorndike




¿Qué libro has leído recientemente? ¿Qué te pareció?

 El frío de Thomas Bernhard. Estoy siguiendo su obra, leí La Calera y Trastorno hace poco, libros que hablan sobre enfermedad y cómo se vive el mal dentro del cuerpo. Me parece que su fuerza narrativa y la profundidad de la mirada con la que trata estos temas lo hace un escritor de primera línea.

Coméntanos sobre una idea o imagen recurrente en tu vida.

Yo siempre recuerdo a mi perro cuando era muy niña, de 4 ó 5 años. Era un Chow Chow color caramelo que se llamaba Dax. Me da risa acordarme de cómo le decía a todos que yo tenía un oso y les contaba una historia alucinante de cómo papá lo había llevado a la casa. Y mis amigas me creían. Me gusta pensar que esa fue el momento exacto en el que me convertí en escritora.

A qué personaje entrevistarías. ¿Qué le preguntarías?

A los Beatles, los cuatro, pero ahora cuando ya están mayores. Les preguntaría qué se siente haber influenciado tanto y a tantos con su música. Supongo que eso es lo más valioso para un artista, aunque quizá generalice porque a mí me gustaría mucho influenciar a los lectores con mi escritura.






Jennifer Thorndike (Lima, 1983).

Es escritora y académica. Ha publicado dos libros de ficción: Cromosoma Z (cuentos, 2007) y (ella) (novela, 2012 reedición, 2014). Ha participado en diversas antologías tanto peruanas como latinoamericanas entre las que destacan Disidentes 1, muestra de nueva narrativa peruana (2011), Voces para Lilith, antología sudamericana (2011), Lado B de la antología internacional 201 (2014) y Voces-30, Nueva narrativa latinoamericana (2014). Ha sido traducida al portugués y francés. Actualmente sigue un doctorado en Estudios Hispánicos en la Universidad de Pennsylvania.

* Fotografía: Alessa D. Leguía


Tres preguntas a Juan Manuel Chávez


¿Qué disco has escuchado recientemente? ¿Qué te pareció?

Dry Land, de K. C. McKanzie, es un disco que escuchamos completo y en vivo cuando fue presentado en un recital donde no había más que veinte o treinta personas en el auditorio de la Universidad de Valencia. Nacida en Alemania, ella canta en inglés. Su música se sostiene en la finura de su voz y en la sencillez de los acordes de su guitarra y de su banyo. Cuando deja las cuerdas para tocar la armónica, su música de resonancias rurales se vuelve todavía más festiva y, si cabe, juguetona.
K. C. McKanzie interpreta todo en la compañía de un único músico, quien toca el contrabajo y en el escenario es más gracioso que un mimo. Creo que él no habla ni alemán.
Perdimos nuestro único ejemplar Dry Land en una de nuestras tantas mudanzas. Afortunadamente, Christiane Quandt de la Universidad Libre de Berlín, nuestra peruanista favorita, se apiadó de nosotros y nos hizo llegar un nuevo disco hace unos días. Respondo esta pregunta solo para agradecer públicamente su complicidad.

Coméntanos sobre una idea o imagen recurrente en tu vida

Durante años soñaba que subía un puente y me caía de ahí antes de llegar al otro lado. El puente era bastante alto, de muchísimos peldaños y con tres descansos para continuar el ascenso; larguísimo además, porque debajo pasaba una carretera de doble vía con muchos carriles. A pesar de sus dimensiones, no tenía barandas de un lado ni otro.
Me caí tantas veces en esos sueños, que en varios decidí atravesar el puente a gatas, para que en cuatro patas me pudiera aferrar mucho más al cemento pulido de la construcción. Al cabo de tanta desbarrancada onírica, comencé a sentir temor en la realidad.
Creo recordar que los primeros sueños con el puente y las caídas son de la época en que tomé la decisión de abandonar la carrera de Ingeniería Civil para seguir la de Literatura en San Marcos. Yo seguí soñando lo mismo hasta que ingresé a la Facultad de Letras y empecé a escribir mi primera novela. A partir de ahí, nunca más.
Desde entonces, habito en el territorio de la imaginación, que es la literatura, después de haber muerto infinidad de veces en el mundo de mis pesadillas.

A qué personaje entrevistarías. ¿Qué le preguntarías?

Atahualpa. Él había vencido a Huáscar, hijo también del inca Huayna Cápac; tenía bajo su mando a guerreros curtidos y con liderazgo; conocía el norte del Tahuantinsuyo y seguía expandiendo los ámbitos de su dominio. Poderoso y temible señor. No obstante, fue apresado un sábado por la tarde en 1532. Iba al encuentro de un par de centenares de barbudos algo enfermos, pero que llegaban montados en bestias impresionantes y llevaban en las manos una tecnología desconocida.
La pregunta de a quién entrevistar, conlleva una inquietud extra: ¿cuándo? ¿Debería ser el 17 de noviembre, al día siguiente de su captura? ¿O varios meses después de esta, cuando vivía entre rejas y logró vencer a Pizarro, como dice la leyenda, en un juego de ajedrez? ¿O incluso en los Baños de Cajamarca, en las vísperas de la confrontación, para que ayudado por mi pregunta él reflexione con mayor profundidad y desconfianza sobre los riesgos que enfrenta?
Con todo, realizaría la entrevista el día señalado para su muerte, luego de que ha sobrellevado el juicio sumario que lo acusa de regicidio, incesto y tantos cargos más; luego de que se ha bautizado cristiano y cambiado la muerte en la hoguera por la asfixia en el garrote.
La única pregunta ineludible en la entrevista tendría que ser punzante y obvia, aunque no por obvia inútil, ya que desde su llaneza tendría que abrir las posibilidades a múltiples respuestas, desde lo iracundo a lo memorioso. Sobre lo sucedido en la plaza trapezoidal de Cajamarca el 16 de noviembre de 1532 hay versiones complementarias y contradictorias. Las crónicas españolas de algunos testigos como Diego de Trujillo y Francisco de Xérez discrepan en aspectos esenciales de lo que cuentan testigos indígenas como Naypa Xulca y Poma Ricura, quienes ofrecieron sus propios testimonios en el marco de un proceso judicial. Inclinado a conocer la perspectiva que tuvo de ese día Atahualpa, la pregunta es lo que escribo a continuación:
¿Cómo vio, desde las alturas de su anda cargada por los hombros de ochenta de sus mejores lucanas, esa embestida que inició Francisco Pizarro y los suyos cuando corrieron en su dirección para atraparlo, atraparlo con el objetivo descomunal y demente de capturar un hombre para intentar vencer a una civilización?




Juan Manuel Chávez (Lima, 1976). 
Candidato a doctor en Lenguas, Literaturas, Cultura y sus aplicaciones por la Universidad de Valencia (España), máster en Derechos Humanos, diplomado en Docencia en Educación Superior y licenciado en Literatura. Traducido al inglés y al italiano, entre sus obras destacan las novelas La derrota de Pallardelle (2004) y Ahí va el señor G (2009), sus ensayos Limanerías (2012) y sus crónicas Latinos y otros peregrinos (2013), donde además se recoge su trabajo como fotógrafo. La Fundación CeiMigra acaba de publicar en España su exploración interdisciplinaria Un idioma para la integración social (2015).

Además de escritor, es coordinador de proyectos editoriales y docente de posgrado. En la actualidad, tiene su cargo la secuencia sobre libros “La dieta del lector” por Radio Filarmonía, la cual se puede seguir en https://soundcloud.com/juanmachavez

* Fotografía: Kathy Benites

Tres preguntas a César Bedón




¿Qué libro has leído recientemente? ¿Qué te pareció?

Consumo arte indiscriminadamente y en desorden: desde hace años no me hago problemas en dejar libros o películas a la mitad, y ha sido una liberación. La semana pasada terminé de leer “Un hombre enamorado”, que es el segundo tomo de la autobiografía del escritor noruego de moda, Karl Ove Knausgård (publicada bajo un título atrevido, “Mi lucha”). Knausgård hizo noticia porque llevó a la literatura buena parte de su propia vida, metiendo entre las 3,500 páginas de su proyecto a su esposa, sus hijas, sus amigos y su familia. Parte del revuelo causado por los libros tiene que ver con el chisme: quiénes se enemistaron con él tras la publicación, etc.
Maupassant decía “Es imposible sentirse cómodo con un novelista. Imposible estar seguro de que un día no te meterá en la cama, completamente desnudo, entre las páginas de un libro”.
El proyecto literario de Knausgård es irregular y extraordinario; un ambicioso ejercicio de memoria y observación. De hecho, me parece que estos dos primeros libros alcanzan momentos magistrales, momentos –escenas enteras– de verdad. También hay ripio. Pero me parece que su mirada tiene pureza. Las últimas 100 páginas del primer libro tienen como imagen central al protagonista limpiando una casa hedionda, llena de basura: es la casa de la abuela, donde ha muerto el padre. Estas páginas pertenecen, siento yo, a lo más alto de la literatura universal.

Cuéntanos sobre una idea o imagen recurrente en tu vida.

Siento que las moscas han sido importantes en mi vida. Siempre me han repugnado (y la repugnancia es uno de los modos de la fascinación). En uno de mis recuerdos más tempranos estoy, quizás a los tres años, intentando aplastar moscas con la mano. Estas moscas se lanzaban una y otra vez contra los paneles de vidrio de una puerta que daba a un patio, y hacían un sonido al golpearse. Una vez me quedé con una mosca muerta en la mano.
Las moscas son negras y vuelan, y si uno observa con atención descubre que al volar marcan puntos en el aire, pequeñas paradas en las que se detienen una fracción de segundo: luego cambian de rumbo. Alguna vez me he preguntado si no hay un componente de juego en el vuelo ondulante y un tanto neurótico de las moscas, especialmente cuando se encuentran en grupo.
Puede que la fijación con las moscas esté relacionado con el amor por lo pequeño (las polillas han sido otro de mis objetos de fascinación). A su vez, es posible que el amor por lo pequeño esté relacionado con una fijación con la infancia. En mi libro “un sol que en invierno” hay dibujos de moscas, e incluso hay textos mencionándolas: en uno de ellos hablo de mi madre blandiendo un matamoscas azul, orgullosa de su habilidad para matar. Saturna Lima, la línea de ropa que he desarrollado con mi novia, tiene también diseños con moscas, y pienso que están de puta madre.

¿A qué personaje entrevistarías? ¿Cuál sería la pregunta que te gustaría hacerle de todas maneras?

Me gustaría entrevistar a Björk. De hecho, algún día me gustaría colaborar con ella. No se me ocurre una pregunta específica para hacerle; en todo caso, trataría de entender su proceso creativo: me parece que en ella hay una sobrenatural ausencia de miedo a la equivocación. Encuentro admirable eso. Le preguntaría, en todo caso, ¿te sirve la música que tú misma haces?





César Bedón

Artista y productor. Recibió la beca internacional Unesco-Aschberg para escritores, que se da una vez al año a una persona en el mundo, con la cual pudo pasar una temporada en Nueva Delhi, India. Fue editor de cultura de la revista Velaverde en la primera mitad del 2013, conductor en RPP y Radio Capital. Publicó el libro "Un sol que en invierno" (Borrador Editores, 2008). Actualmente dirige la plataforma de arte Machucabotones, junto con Leslie Guevara.


* Fotografía, Leslie Guevara

Tres preguntas a Francisco Ángeles






¿Qué libro estás leyendo actualmente? ¿Qué tal?

El reino y la gloria de Giorgio Agamben. No lo estoy disfrutando tanto como otros del mismo autor, pero ese no es necesariamente un problema del libro, sino quizá del momento en que lo estoy leyendo y de las expectativas puntuales con que lo he abordado. A pesar de esto, creo que es un libro muy importante para el establecimiento de la línea economía/ biopolítica como contraparte del paradigma de Carl Schmitt basado en la teología política. Me parece que hay mucho que seguir pensando al respecto.


Una idea o imagen recurrente en tu vida.

Imágenes sexuales, como todo el mundo, supongo. Pero prefiero no describirlas porque no le harían justicia a la imaginación, que siempre vuela más alto que las palabras.

¿Qué personaje te gustaría conocer?

Mark Zuckerberg (creador de Facebook). Me gustaría conversar con él para entender qué hizo él que no hice yo para volverme multimillonario antes de los treinta.







Francisco Ángeles

Ha publicado las novelas La línea en medio del cielo (2008) y Austin, Texas 1979 (2014). Además diversos textos de ficción, crítica literaria y crítica de cine en diversas publicaciones de Perú, Argentina, Chile y Estados Unidos. Desde 2005 codirige la revista de literatura El Hablador. Ha sido antologado en Disidentes 2. Muestra de nueva narrativa peruana y en las selecciones de escritores latinoamericanos 20/40 (del escritor chileno Antonio Díaz Oliva) y Casa de locos (del escritor mexicano Francisco Laguna). Actualmente vive en Philadelphia, donde sigue un doctorado en Estudios Hispánicos en la Universidad de Pennsylvania. 


* Fotografía, Rosana López Cubas


Tres preguntas a Karina Pacheco



¿Qué libro has leído recientemente? ¿Qué te pareció?

El aliento de la memoria. Antropología e historia en la Amazonía andina. Me encantó. Es un libro que reúne 16 ponencias de antropólogos e historiadores expertos en culturas amazónicas. El elemento común es analizar y poner en evidencia las muy diversas maneras que estos pueblos han tenido y tienen para narrar y registrar la historia, sus orígenes y transformaciones culturales y sociales, incluso sus reivindicaciones políticas, así como para contar y curar hechos traumáticos que los han afectado (como el tiempo del caucho, o la violencia política). Recuerda cómo, más allá de la visión occidental que concentra la historia en textos escritos con una visión muy lineal del tiempo, aquí elementos como los cantos, los rituales, los mitos o los petroglifos son una fuente particular y profunda para guardar la memoria histórica de una manera maleable y mutable, sin embargo capaz de transmitir lo esencial a lo largo de siglos. Algunos de estos trabajos abordan historias de líderes amazónicos que guardan la historia de sus pueblos en sus propios estilos y códigos, sin el filtro del antropólogo o el historiador; como también historias personales que parecen resumir la historia más amplia de sus pueblos. Libros como este nos invitan a entender y contemplar otras maneras de pensar el tiempo, el espacio, la palabra, o el propio cuerpo, muchas veces con imágenes y lenguajes cargados de poesía tanto para el relato de lo hermoso como de lo trágico. En particular, he disfrutado mucho con los artículos de Luisa Elvira Belaúnde, “El cachimbo del cocama: una historia sobre alteridad y territorio en el Ucayali shipibo-conibo”; Juan Álvaro Echeverri, “Canasto de vida y canasto de tinieblas, memoria indígena del tiempo del caucho”; y con la ponencia de Stephen Hugh-Jones que abre el libro, “Nuestra historia está escrita en las piedras”.

Coméntanos sobre una idea o imagen recurrente en tu vida.

Me veo llegando en una barcaza al Pongo de Mainique en la selva del Cusco. Desde niña he oído hablar a familiares, amigos, y luego a compañeros de la universidad, de las experiencias de riesgos y encuentro con la belleza que tuvieron al adentrarse en ese cañón de piedra, así como de las imágenes paradisíacas que  encontraron una vez traspasadas la oscuridad y las turbulencias del pongo. Cada vez que pienso en lugares que anhelo, el Pongo de Mainique aparece, con el río atronador, los perfiles que se dibujan en la roca una vez dentro del cañón, los botes de madera bamboleándose como si fueran de papel, o los sonidos del bosque y de los animales que se alcanzan a ver dentro y fuera (osos, loros, monos, sajinos…), en fin. Hasta ahora no he tenido la oportunidad de llegar allá, pues solo se puede ir en temporada de secano, cuando el río está menos cargado, entre mayo y agosto. Ojalá este año pueda ser.

¿A qué escritor entrevistarías? ¿Cuál sería la pregunta que te gustaría hacerle de todas maneras?

Ahora mismo estoy preparando una entrevista para una mujer admirable que conocí en Guatemala y tengo listas varias preguntas. Como eso ya está en camino, un sueño sería entrevistar a varios de mis autores favoritos, en especial a esos que escribieron obras estupendas y además tuvieron una vida muy rica en experiencias. Pienso por ejemplo en Stefan Zweig, Mark Twain o Antoine de Saint-Exupéry. A esos tres les haría la misma pregunta: ¿Cuáles han sido los tres momentos más esenciales en su vida? Descríbamelos, por favor.







Karina Pacheco Medrano 

Nació en Cusco, es autora de cinco novelas: La voluntad del molle (2006), No olvides nuestros nombres (2009), La sangre, el polvo, la nieve (2010), Cabeza y orquídeas (2012; Premio Nacional de Novela Federico Villarreal 2010), El bosque de tu nombre (2013), y de los libros de cuentos Alma alga (2010) y El sendero de los rayos (2013; Premio Luces de El Comercio a mejor libro de cuentos de 2013). También ha sido la editora de la antología de relato iberoamericano Cusco, espejo de cosmografías (Ceques, 2014).



* Fotografía: Erika Chávez