¿Qué disco has escuchado
recientemente? ¿Qué te pareció?
Dry Land, de K. C. McKanzie, es un disco que
escuchamos completo y en vivo cuando fue presentado en un recital donde no
había más que veinte o treinta personas en el auditorio de la Universidad de
Valencia. Nacida en Alemania, ella canta en inglés. Su música se sostiene en la
finura de su voz y en la sencillez de los acordes de su guitarra y de su banyo.
Cuando deja las cuerdas para tocar la armónica, su música de resonancias
rurales se vuelve todavía más festiva y, si cabe, juguetona.
K. C. McKanzie interpreta todo en la compañía de un único
músico, quien toca el contrabajo y en el escenario es más gracioso que un mimo.
Creo que él no habla ni alemán.
Perdimos nuestro único ejemplar Dry Land en una de nuestras tantas mudanzas. Afortunadamente,
Christiane Quandt de la Universidad Libre de Berlín, nuestra peruanista
favorita, se apiadó de nosotros y nos hizo llegar un nuevo disco hace unos
días. Respondo esta pregunta solo para agradecer públicamente su complicidad.
Coméntanos sobre una
idea o imagen recurrente en tu vida
Durante años soñaba que subía un puente y me caía de ahí
antes de llegar al otro lado. El puente era bastante alto, de muchísimos
peldaños y con tres descansos para continuar el ascenso; larguísimo además,
porque debajo pasaba una carretera de doble vía con muchos carriles. A pesar de
sus dimensiones, no tenía barandas de un lado ni otro.
Me caí tantas veces en esos sueños, que en varios decidí
atravesar el puente a gatas, para que en cuatro patas me pudiera aferrar mucho
más al cemento pulido de la construcción. Al cabo de tanta desbarrancada
onírica, comencé a sentir temor en la realidad.
Creo recordar que los primeros sueños con el puente y las
caídas son de la época en que tomé la decisión de abandonar la carrera de
Ingeniería Civil para seguir la de Literatura en San Marcos. Yo seguí soñando
lo mismo hasta que ingresé a la Facultad de Letras y empecé a escribir mi
primera novela. A partir de ahí, nunca más.
Desde entonces, habito en el territorio de la
imaginación, que es la literatura, después de haber muerto infinidad de veces
en el mundo de mis pesadillas.
A qué personaje
entrevistarías. ¿Qué le preguntarías?
Atahualpa. Él había vencido a Huáscar, hijo también del
inca Huayna Cápac; tenía bajo su mando a guerreros curtidos y con liderazgo;
conocía el norte del Tahuantinsuyo y seguía expandiendo los ámbitos de su
dominio. Poderoso y temible señor. No obstante, fue apresado un sábado por la
tarde en 1532. Iba al encuentro de un par de centenares de barbudos algo
enfermos, pero que llegaban montados en bestias impresionantes y llevaban en
las manos una tecnología desconocida.
La pregunta de a quién entrevistar, conlleva una
inquietud extra: ¿cuándo? ¿Debería ser el 17 de noviembre, al día siguiente de
su captura? ¿O varios meses después de esta, cuando vivía entre rejas y logró
vencer a Pizarro, como dice la leyenda, en un juego de ajedrez? ¿O incluso en
los Baños de Cajamarca, en las vísperas de la confrontación, para que ayudado
por mi pregunta él reflexione con mayor profundidad y desconfianza sobre los
riesgos que enfrenta?
Con todo, realizaría la entrevista el día señalado para
su muerte, luego de que ha sobrellevado el juicio sumario que lo acusa de
regicidio, incesto y tantos cargos más; luego de que se ha bautizado cristiano
y cambiado la muerte en la hoguera por la asfixia en el garrote.
La única pregunta ineludible en la entrevista tendría que
ser punzante y obvia, aunque no por obvia inútil, ya que desde su llaneza
tendría que abrir las posibilidades a múltiples respuestas, desde lo iracundo a
lo memorioso. Sobre lo sucedido en la plaza trapezoidal de Cajamarca el 16 de
noviembre de 1532 hay versiones complementarias y contradictorias. Las crónicas
españolas de algunos testigos como Diego de Trujillo y Francisco de Xérez
discrepan en aspectos esenciales de lo que cuentan testigos indígenas como
Naypa Xulca y Poma Ricura, quienes ofrecieron sus propios testimonios en el
marco de un proceso judicial. Inclinado a conocer la perspectiva que tuvo de
ese día Atahualpa, la pregunta es lo que escribo a continuación:
¿Cómo vio, desde las alturas de su anda cargada por los
hombros de ochenta de sus mejores lucanas, esa embestida que inició Francisco
Pizarro y los suyos cuando corrieron en su dirección para atraparlo, atraparlo
con el objetivo descomunal y demente de capturar un hombre para intentar vencer
a una civilización?
Juan Manuel Chávez (Lima, 1976).
Candidato a doctor en Lenguas,
Literaturas, Cultura y sus aplicaciones por la Universidad de Valencia
(España), máster en Derechos Humanos, diplomado en Docencia en Educación
Superior y licenciado en Literatura. Traducido al inglés y al italiano, entre
sus obras destacan las novelas La derrota de Pallardelle (2004) y Ahí
va el señor G (2009), sus ensayos Limanerías (2012) y sus crónicas Latinos
y otros peregrinos (2013), donde además se recoge su trabajo como
fotógrafo. La Fundación CeiMigra acaba de publicar en España su exploración
interdisciplinaria Un idioma para la integración social (2015).
Además de escritor, es coordinador de proyectos
editoriales y docente de posgrado. En la actualidad, tiene su cargo la
secuencia sobre libros “La dieta del lector” por Radio Filarmonía, la cual se
puede seguir en https://soundcloud.com/juanmachavez
* Fotografía: Kathy Benites